miércoles, 7 de julio de 2010

El monstruo

Mi hija y yo estábamos ayer hablando cuando la gata tuvo la osadía de pasar cerca de ella. La peque, como en un acto reflejo, le cogió el rabo y se lo apretó hasta que el pobre animal maulló y me miró pidiendo ayuda.

Y: ¡No! Deja a la gata, no le hagas daño.
E: Es que soy un monstruo.
Y: ...
E: Soy un monstruo de las galletas saladas*.
Y: ¿Quién te ha dicho eso?
E: Sandra**.
Y: ¿Sandra te ha dicho que eres un monstruo?
E: Sí
Y: ¿Por qué?
E: Porque hago puzzles.

Quiero creer que alguna vez ha oído que Sandra se refería a ella llamándola "monstruo" en un contexto del tipo "es un monstruo haciendo puzzles" o algo así, porque es verdad que le gustan mucho, como ya comenté aquí y aquí.

Lo que no tengo tan claro es por qué entonces ella asocia "ser un monstruo" con portarse mal.



*"Monstruo de las galletas" para ella es como si fuera una palabra, porque sólo conoce a ése y vatodojunto. Que las galletas sean saladas ya es una innovación. Desde que las descubrió son las únicas que pide.

**Su profesora de la guardería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario