martes, 18 de mayo de 2010

Del dicho al hecho...

El otro día, durante la cena, y con la idea de motivar a nuestra hija para que se acabara la cena, dijimos que quien se acabara lo que tenía en el plato podría elegir postre.

Ella: ¿También una natilla de chocolate?
Mi mujer: También.

Seguimos cenando y vemos que el cebo no había dado resultado. Mi mujer se acaba su plato.

MM: Bueno, pues voy a coger postre. Voy a elegir... una natilla de chocolate.
E: Y la compartes conmigo.
MM: No, tú no te la has ganado. Es mía.
E: Pero mami, hay que compartir.

Mirada de mi mujer con cara de "sácame de ésta". Yo con cara de "a ver cómo te las apañas para salir dignamente".

MM: Cariño, hay más natillas. Si tú te terminas el plato, podrás comerte una. Como no te lo has terminado todavía, no tienes natilla.
E: Mami, pero... pero... pero si los nenes tienen una natilla, la comparten. Tú también tienes que compartir. Mami, hay que compartir.

Mi mujer se levantó y trajo una natilla de chocolate con tres cucharillas.

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