martes, 29 de junio de 2010

La secadora

Ayer al mediodía estaba yo sacando la ropa de la secadora mientras mi hija jugueteaba por el comedor. De pronto la oigo que viene corriendo, se abalanza hacia mí, se abraza a mi pierna y me dice:

E: Mama, ¡mi amor!

Solté lo que tenía en las manos y le di un abrazo fuerte ya con la lagrimilla asomando. Supongo que ella pensó que hacía demasiado calor para tanto abrazo, así que se deshizo de mí, dio media vuelta y, tan contenta, se fue por donde había venido para seguir jugando.

Ya puede hacernos travesuras y sacar genio, que después con tres palabras lo cura todo... y lo peor es que lo sabe.

1 comentario:

  1. Es un amor.
    Y quiero creer que actúa en función de lo que ve en casa... ¿o cuántas veces no la has abrazado tú sin motivo aparente y le has dicho lo muchísimo que la quieres?
    Pues eso. ¡Que vivan los abrazos y que viva el expresar los sentimientos!!!
    Os quiero, mis vidas ;)

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