Ayer, mientras preparaba la cena y el bañito de mi hija, oí cómo ella parloteaba desde su habitación, así que fui a ver qué hacía. Estaba sentada en la cama, con un cuento entre las piernas y un par de peluches sentados junto a ella.
Y: ¿Qué haces?
E: Aquí, leyendo tranquilita.
Y: Ah, muy bien. ¿Le estás contando un cuento al osito y a Kiko Niko?
E: Sí.
Y: Pues me siento aquí y ahora también me lo cuentas a mí.
E (con una sonrisa y acercándome el libro): No, tú. Que tú sí sabes leer.
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