Hace días, sin venir mucho a cuento, le solté a mi hija la mítica frase de La princesa prometida mientras jugábamos a que nos batíamos a duelo con espadas.
Esta es la frase:
Y hoy, en un momento de creatividad libre -porque, como dice una amiga, la que nace creativa no se aburre nunca-, mi hija ha salido con esto (atención al argumento que se saca de la manga y los cambios de voz):
Y después ya ha perfeccionado la puesta en escena, aunque el argumento viene a ser el mismo.
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