Ayer al mediodía estaba comiendo con mi hija y ella, como suele suceder, quería dejar de comer cuando aún tenía el plato de macarrones a medias. Así que le propuse un juego, a ver quién era más rápida: ella comiéndose lo que le preparaba o yo "hilvanado" un macarrón en cada punta del tenedor. Cuando se acaba la primera "tenedorada" me dice:
Ella: ¡Gol!
Yo: ¿Qué?
E: Que te he metido un gol.
Y: ¿Quién te ha enseñado eso?
E: El Barça.
Yo no entendía nada pero la experiencia me ha demostrado que si está comiendo, mejor no interrumpirla para preguntarle nada.
Seguimos con el juego y cuando se acaba el plato entero, y siempre más rápida ella comiendo que yo preparándole la comida, me dice:
E (con tono de burla): Eres el Madriiiiiid.
Y (haciéndome la ofendida): ¿Que yo soy el Madrid?
E: Sí, porque has perdido.
Eso fue el martes, el día siguiente del partido, cuando sólo había pasado tres horas con los críos del cole, de 3 años, como ella. ¿De qué hablarán en el patio? ¿De fútbol, como todos los adultos ese día junto a la máquina del café?
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